El arte no es solo una forma de expresión, es una declaración de identidad, sofisticación y exclusividad. Tras años inmersa en la alta dirección de multinacionales, entendí que el verdadero lujo reside en la libertad de crear sin límites.
Mi formación en Administración y Dirección de Empresas en la Universidad de Barcelona, junto con mi dominio de seis idiomas, me permitió construir una sólida trayectoria en el mundo corporativo. A los 23 años, comencé a trabajar en una de las mayores multinacionales del mundo, especializándome en estrategia, marketing y posicionamiento de marcas de alto nivel.
Durante cinco años, fui area manager en dos grandes corporaciones, operando en mercados internacionales y desarrollando una sensibilidad refinada hacia el lujo y la exclusividad.
A los 25 años, había alcanzado lo que muchos consideran éxito: estabilidad, reconocimiento y una carrera consolidada. Pero comprendí que el éxito sin propósito es un concepto vacío. La pintura, que siempre había estado presente en mi vida, dejó de ser un refugio para convertirse en una necesidad ineludible. No podía seguir ignorando lo que realmente me apasionaba.
Fue entonces cuando tomé una decisión estratégica: dejar atrás el mundo corporativo para dedicarme por completo al arte. No fue un salto al vacío, sino una evolución natural. Sabía que el talento, por sí solo, no era suficiente; el arte, como cualquier sector de élite, exige visión, estrategia y posicionamiento.
Así nació Celius Art, la fusión entre la excelencia artística y la estrategia de marca. Cada una de mis obras es una pieza exclusiva, concebida para trascender lo estético y convertirse en un símbolo de distinción. Mi arte es un reflejo de mi trayectoria: ambición, determinación y una búsqueda incesante de la perfección.
Hoy, mis piezas forman parte de colecciones privadas y espacios de prestigio. No concibo la creación como un proceso aislado, sino como una experiencia sensorial e inmersiva, diseñada para conectar con quienes valoran la exclusividad y el arte en su máxima expresión.
Porque el verdadero lujo no es solo poseer, sino vivir el arte.
Mi arte no es solo una manifestación creativa, es una experiencia, un lenguaje visual que trasciende lo tangible para conectar con la esencia de quienes lo contemplan. Desde el inicio de mi trayectoria, supe que la verdadera maestría residía en la autenticidad, en la capacidad de innovar y en la creación de un sello propio.
Mi formación autodidacta me permitió desarrollar una técnica única, libre de convenciones, donde la experimentación es la clave. A través del uso de resina y materiales nobles como el oro de 22 quilates, he concebido una propuesta artística que fusiona exclusividad, elegancia y una ejecución impecable. Cada obra captura la luz de una manera inigualable, con reflejos vibrantes y destellos dorados que confieren una sensación de profundidad y dinamismo, transformando cada pieza en una joya artística irrepetible.
La naturaleza ha sido siempre mi mayor fuente de inspiración. Su armonía, su fuerza y su capacidad de transformación están plasmadas en cada una de mis creaciones. Pero mi obra va más allá de la simple representación visual: cada pieza es un juego de reflejos, un diálogo entre el espectador y la obra, un vínculo entre el arte y el alma.
No concibo el arte como algo estático; es una evolución constante, una exploración sin límites. Sin embargo, cada una de mis creaciones mantiene una esencia inconfundible, un lenguaje propio que las hace reconocibles al instante.
Mis piezas encarnan sofisticación, exclusividad y atemporalidad. Son el equilibrio perfecto entre pasión y precisión, donde cada detalle ha sido concebido para trascender. No solo son una expresión artística, sino un símbolo de prestigio, un legado visual para quienes valoran la belleza en su máxima expresión.