Montaña de vida

“Antes de nada quiero que tú, querida observante te contestes estas preguntas ¿Alguna vez te has preguntado cuál es el propósito detrás de cada subida y bajada en tu vida? ¿Has sentido alguna vez que, aunque el camino es empinado, cada paso te lleva más cerca de algo más grande? ¿Te has preguntado qué fuerzas invisibles te sostienen cuando las pruebas de la vida parecen insuperables? ¿Qué te inspira a seguir adelante cuando las cumbres parecen lejanas y el cansancio pesa en tu alma? Esta obra es una representación real y al mismo tiempo abstracta (representada con las curvas de nivel, a vista de pájaro) de una de las montañas más cercanas a mi hogar, mi refugio espiritual, una montaña no muy alta pero con unas vistas magníficas la cual me encanta visitar y desde la que siento una conexión muy especial con la naturaleza y su Creador. Está rodeada de un pinar representado por el marco de pino natural que sostiene la obra. Al mismo tiempo, pretende ser la representación del camino de la vida, llena de esfuerzos, de subidas y bajadas, de momentos tranquilos, momentos de cansancio y otros llenos de energía. Los escalones, los niveles, son esos momentos, unos con menos pendiente, otros que requieren más esfuerzo y que pueden ser más difíciles de superar sin una fe que nos conecte con Dios. Esa es la razón del bordado dorado que va más allá del cuadro y que hace de punto de anclaje con la vida, ya sea a través de la naturaleza o a través de quienes nos sostienen en los peores momentos por medio del amor. Y tú, ¿en qué te apoyas cuando los tiempos se ponen difíciles? ¿No sientes acaso cómo la maravilla del mundo te conecta con algo más grande, algo divino?

Christina Cartagena

“Naturaleza, espiritualidad, fe, positivismo, alegría, paz, esas son las cosas que más inspiran a esta novel acuarelista en sus obras. Christina es autodidacta, aunque estudió arquitectura siempre le ha gustado la pintura, también la escritura como medios de expresión y ha encontrado en la acuarela su válvula de escape y su mayor fuente de motivación artística, más que en su faceta como arquitecta. A los 23 años, vivió un punto de inflexión tras un proceso de aprendizaje y transformación interior que la llevó a bautizarse en la Iglesia Católica. Según sus propias palabras: “”Desde bien pequeña he tenido fe y he estudiado diferentes religiones, sin suerte, me negaba a recorrer ese camino que tenía delante de mis narices y que había rechazado durante muchos años, con ideas y mensajes aprendidos que no eran realmente propios y que no me dejaban ver lo que finalmente iba a ser mi bálsamo de paz espiritual””. Desde entonces, su amor y admiración por la naturaleza y su fe han sido las fuerzas creativas detrás de cada una de sus obras. Su arte tiene la intención de transmitir paz y positivismo, pero para Christina, el verdadero éxito llega cuando sus creaciones no solo tocan el corazón de quienes las contemplan, sino que también inspiran a otros a explorar su propio camino espiritual. Cada pincelada lleva su propósito de acercar a las personas a una reflexión más profunda sobre la vida, la naturaleza y su conexión con lo divino, siempre con un toque de esperanza. Y si, en el proceso, logra que una persona atea sienta una chispa de curiosidad por Dios, considera que ha logrado algo verdaderamente especial.